EL TIEMPO FINALMENTE ENCONTRADO

OBLIGATORIA EXISTENCIA Nuevos vientos soplan venidos de cada uno de los puntos cardinales que residen dentro del espíritu. Uno viene veloz desde un recoveco encantado, donde viven seres imaginarios y mágicos que procuran afecto durante las noches alargadas por el insomnio. Otro viene desde una caverna profunda, desde donde ruge un enorme monstruo que a cada minuto instiga y procura destruirme. A ese engendro temo inmensamente, pero los duendes que habitan el céfiro venido del recoveco anuncian que jamás me hará daño. El tercero se desgaja de un océano inmenso y lejano, azulino y calmo, y lo envisiono cada mañana al despertar, reconociendo sus embates coralinos y su ineludible olor a sales, palmeras ondeando en el firmamento más cerúleo aún. Ese viento es mi preferido, y es el que con más interés espero al amanecer. Y por ultimo está el cuarto viento, rugiente y feroz, que a cada momento desea destruir, pero solamente aquello que es vano y nocivo, despótico y vil. A ese soplo le de